Masacre de Trujillo

"Una gota de esperanza en un mar de impunidad"

            
        Contextualización

Trujillo es un municipio ubicado en el noroccidente del Valle del Cauca en Colombia. Según el censo, cuenta con 18.142 habitantes, su extensión es de 221 km² y su cabecera municipal se encuentra a 1.260 msnm. Durante su existencia, se ha caracterizado por su producción de café, plátano, frutas y verduras para todo el territorio nacional. Además, este territorio ha sido recordado por las múltiples violaciones a los derechos humanos ocurridos entre los años 1986 y 1994.


Durante este tiempo, en los municipios de Trujillo, Bolívar y Riofrío se registraron 342 víctimas de homicidio, tortura y desaparición forzada como resultado de un mismo designio criminal, el cual fue efectuado por narcotraficantes y miembros de la fuerza pública. En esta larga cadena de crímenes figura la desaparición de los habitantes de la vereda “La Sonora”, puntualmente los hermanos Vargas, Alirio Granada y José Agustín, los cuales eran llamados cariñosamente “los ebanistas”
Centro Nacional de Memoria Histórica en Twitter: "Hoy, hace 29 ...
Además, otro hecho que relata la magnitud del clímax de terror fue lo ocurrido con el padre Tiberio Fernández y sus acompañantes el 23 de abril de 1990, los cuales fueron torturados con motosierras, martillos, alfileres y sal en sus heridas para aumentar el sufrimiento. No contentos con esto, los asesinos obligaron al padre Tiberio a presenciar el desmembramiento de todos sus acompañantes, así como la violación sexual propiciada a su sobrina. Finalmente, estas personas acabaron en las aguas del río Cauca, lugar que se convirtió en la fosa común de Trujillo donde se evidenció la magnitud de las modalidades que empleaban para torturar a las víctimas (Buitrago, 2015). 

Todo lo mencionado anteriormente logró afectar de manera significativa la vida de los habitantes de Trujillo. Cada vez eran menos las personas que frecuentaban las calles y los parques, había una sensación de terror y miedo generalizado, efectos claros de un trauma psicosocial (Baró, 1988). Además, los síntomas de este trauma aún permanecen en muchas de las familias de las víctimas, pues aún existen muchos rotos en la construcción de la verdad en la medida que permanecen muchos crímenes en la impunidad y sin reparación. Para dar un ejemplo, muchas madres aún no han enterrado físicamente a sus hijos, lo cual deja un vacío importante por el resto de sus vidas, claro que sin desconocer los esfuerzos psicosociales para el perdón y los duelos simbólicos. 


Sin embargo, a pesar de los impactos psicosociales que golpearon a estas personas, ganó la resiliencia y el deseo de reconstrucción, razón por la cual en el año 1994, se creó la Asociación de Familiares Víctimas de Trujillo (AFAVIT). La asociación fue creada con el fin de promover la construcción de memoria histórica y favorecer el reconocimiento de la totalidad de las víctimas (Buitrago, 2015).

        Análisis de los actores


Para completar el análisis de la violencia cometida en Trujillo, es importante reconocer los actores que hicieron parte de los hechos. En primer lugar, se encuentra la víctima, la cual es entendida como la persona que ha sufrido un daño o dolor desde una perspectiva tanto directa como indirecta en la producción de ese perjuicio (Márquez, 2011). Esto se relaciona con las masacres porque se ha cometido un daño directo a la población civil, causando repercusiones a la salud física y psicológica de las víctimas. Es importante resaltar que las víctimas directas son “las personas que individual o colectivamente han experimentado daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional y/o pérdidas”. En este orden de ideas, se reconoce como víctimas indirectas a “los familiares o personas a cargo que tengan relación inmediata con la víctima directa y las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización” (Recarte, 2015. p.17). 

En relación con lo anterior, lo sucedido en la masacre de Trujillo involucró tanto víctimas directas como indirectas; en la primera se pueden reconocer los casos donde hubo el asesinatos, torturas e incluso amenazas sobre la población; a manera de ejemplo se puede retomar el caso del padre Tiberio. Asimismo, en lo que respecta a las indirectas, se pueden encontrar las que viven actualmente las pérdidas de sus seres queridos y son ellas mismas la que contribuyen en la memoria de las víctimas. Cabe resaltar que hay más víctimas indirectas que directas en este caso. 
Ahora bien, el segundo actor presente durante un conflicto es el victimario, el cual es definido como “el sujeto que lleva a cabo una serie de actos terroristas” (Recarte, 2015. p 20), que atentan contra la vida, la seguridad o bienes de la persona o la población. Estos actos se pueden evidenciar en la masacre de Trujillo, donde los victimarios actuaron con violencia desmedida con el propósito de generar pánico, terror y ejercer un control político y social sobre la población. De esta manera, es posible decir que los victimarios atentaron directamente a la vida de las personas de Trujillo. 


Por otro lado se encuentra la comunidad, aunque muchas veces no es tenida en cuenta debido a que se le da más importancia a los actores directos, es decir víctima y victimario, es un actor activo en el conflicto que se ve afectada por los eventos violentos que son desencadenados por numerosos delitos (Márquez, 2011). También, es la que promueve actos de reparación y resignificación cuando la población civil está afectada, lo cual se hace evidente en lo sucedido en Trujillo, pues es la misma comunidad la que realiza el parque monumento como signo de memoria en conmemoración de sus víctimas. 

Trujillo busca sus muertos - Colombia Plural

El último actor es el estado, el cual tiene como finalidad la protección y regulación entre las relaciones sociales, además tiene la función de planear nuevas formas de resocialización para que los derechos o intereses sean realmente reparados (Recarte, 2015). Sin embargo, el estado carece de presencia en situaciones donde se vulneran a la población, ya que invisibiliza la problemática o la minimiza. Es por esto que para el estado resulta más fácil y barato construir un parque monumento una sola vez en la historia, que indemnizar a las víctimas aún reconociendo que parte de los sucesos también fueron bajo su mando, o en este caso, con instituciones como las F.F.M.M. 

         Construcción del parque monumento

Debido a la violencia generada en este territorio, el gobierno nacional autorizó la construcción de un parque monumento en Trujillo en 1995 con el fin de que los hechos de esta masacre nunca se olviden conmemorando permanentemente a las víctimas, es por esto que se compone por un eje temático dedicado al duelo y otro a la memoria. 



En la primera fase del recorrido, se presenta el impacto de la tragedia organizada en un museo donde se narra lo que vivieron muchas de las familias desde su propia perspectiva. Estos recuerdos son inmortalizados por medio de frases, noticias de periódicos, objetos de las víctimas, las imágenes de sus víctimas, entre otras. Por otro lado, estos recuerdos también son mostrados por medio de dibujos expuestos en las paredes del exterior, además de otros elementos de la naturaleza, tales como piedras pintados para seguir cumpliendo el objetivo de hacer memoria. 


Después de esto, se puede encontrar un camino que representa todas las masacres ocurridas en todo el territorio nacional hasta la fecha de su creación, estos muestran los hechos realizados tanto por las guerrillas como por las autodefensas en los territorios, dando un promedio de la cifra de víctimas y los hechos ocurridos. Este camino es fundamental para el objetivo de memoria histórica, el cual incluye otros sucesos además de la masacre en Trujillo.


También, otro de los lugares más importantes del parque monumento está conformado por las tumbas simbólicas y reales de las personas que perdieron la vida en esta masacre. Dentro de este monumento se les permitió a los familiares de las víctimas realizar un pequeño homenaje a cada uno de ellos por medio de la escultura y los mensajes, es por esto que se puede encontrar las imágenes de personas realizando las actividades que solían realizar. Este monumento tiene más de 5 pisos y permite una vista al pueblo de Trujillo debido a que se encuentra en una de las colinas de la misma. 

Por último, en la parte superior del parque se encuentra la tumba del padre Tiberio Fernández, la cual se encuentra dentro de una ermita con un mural con la imagen del padre y otros actos elementos religiosos que hablan de un homenaje para él. Además, un objeto importante de este lugar es el dibujo de un cristo que presenta el estado en que terminó su cuerpo después de haber sido asesinado. 

De regreso al museo se puede encontrar un mural con placas conmemorativas a otras masacres latinoamericanas, tales como la guerra del salvador y el asesinato del monseñor Oscar Romero en este mismo país. También se encuentra el monumento de los pies, el cual representa las huellas de las personas que han pasado por el lugar. 


En síntesis, se hace énfasis en el propósito del parque monumento porque permite mostrar simbólicamente el deseo de que este tipo de actos criminales e inhumanos no vuelvan a ocurrir. Además, las familias que vivieron este terrible acontecimiento reclaman ayudas del estado colombiano, puesto que la mayoría de donaciones que han recibido son en su mayoría internacionales, como de Holanda, Alemania, Canadá.

          Importancia de la memoria histórica


Ahora bien, la construcción de un museo de memoria histórica y una asociación que recoge y vincula a las víctimas del conflicto armado en Trujillo favorece de manera significativa a la recuperación del tejido social que ha sido completamente destruido, ya que en el proceso de construcción de memoria histórica se retoman los hechos y las experiencias de las diferentes personas involucradas en las situaciones de violencia para crear un relato común de memoria colectiva. Asimismo, durante este proceso se permite la aparición de sentimientos, recuerdos y emociones que las personas pueden resignificar por medio de prácticas simbólicas para encontrarle un nuevo sentido a su vida después de la muerte un familiar, o en caso de que sean personas sobrevivientes. 



Por otro lado, la memoria histórica favorece a la recuperación de la exigibilidad de derechos porque permite visibilizar y alzar la voz de todas las víctimas que han sido vulneradas. Tal como lo afirma Martín-Baró (1988), cuando existe un trauma psicosocial la persona pierde paulatinamente el poder y la capacidad de ver un futuro próspero, puesto que al vivir tantas situaciones adversas, el sistema psicosocial se ve afectado con sentimientos de pesimismo y resignación. Por consiguiente, cuando se activan los procesos de recuperación común de los hechos ocurridos, se permite resignificar la vida de cada persona para retomar el poder de su vida y la visión de su futuro digno de vivir, y por lo tanto, para exigir el cumplimiento de sus derechos fundamentales por medio del voto popular y otras herramientas de participación ciudadana. 

Finalmente, es importante que existan procesos de recuperación de memoria histórica en comunidades que han sido víctimas de violencia, ya que la construcción de la memoria histórica permite que se de un esclarecimiento de los hechos, haciendo visible las impunidades, las complicidades activas y los espacios de duelo y denuncia para las víctimas. También, posibilita el reconocimiento del sufrimiento social y de afirmación de los límites éticos y morales que las colectividades deben imponer a las víctimas CNRR (como se citó en Buitrago, 2015).

PRODUCTO DE MEMORIA HISTÓRICA


Referencias

Buitrago, J. (2015). Las cicatrices del conflicto: La ausencia de reparación y reconocimiento a la Asociación de Familiares Víctimas de Trujillo (AFAVIT) a la luz de la justicia transicional. (Tesis de pregrado). Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Bogotá, Colombia.  

Martín-Baró, I. (1988). La violencia política y la guerra como causas del trauma psicosocial en El Salvador (Cap. 3). En I. Martín-Baró. Psicología Social de la Guerra (pp. 65-84). San Salvador: UCA Editores.
Márquez, A. (2011). La victimología como estudio: Redescubrimiento de la víctima para el proceso penal. Revista Prolegómenos, 14(27), 27-42.
Recarte, A. (2015). Reparación y reconocimiento a víctimas del terrorismo: Prácticas restaurativas desde el punto de vista de las víctimas de ETA (Trabajo de grado). Recuperado de: https://addi.ehu.es/bitstream/handle/10810/17277/ander%20recarte%20picabea.pdf?sequence=1&isAllowe


Comentarios