Análisis de las masacres en Colombia

INTRODUCCIÓN
Colombia es un país que se ha caracterizado por vivir en una constante guerra interna. Es posible decir que tiene como inicio la rivalidad de partidos entre conservadores y liberales a principios del siglo XX, siendo este suceso un detonante para los conflictos posteriores del país. Como resultado de este conflicto bipartidista, el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 desató una llama de rebelión por parte del partido liberal en contra de los conservadores. Este acontecimiento que en un primer momento fue urbano se convirtió en rural y se prolongó hasta la década de los años 60, siendo este el periodo de la historia Colombiana conocido como "La Violencia" (Cosoy, 2016). En el transcurso de los años, se fueron organizando fuerzas armadas ilegales en Colombia, las cuales en un inicio fueron concebidas como autodefensas en busca de la igualdad social. Sin embargo, en los años noventa, la manera de obtener el poder fue por medio de acciones militares, movilizando sectores sociales y buscando finanzas, como el narcotráfico, para mantenerse (Echandía, 2001). Lo anterior, ha generado una problemática que ha afectado al país hasta hoy, se ha convertido en una cicatriz que permanece principalmente en las víctimas que experimentaron este conflicto armado. Cabe decir que la población más afectada de esta guerra son los habitantes de las zonas rurales, es decir los campesinos.
Como bien se mencionó anteriormente, fueron muchas las personas que sufrieron y vivieron de cerca la guerra en Colombia a manos de las guerrillas y del estado, de modo que se cometieron actos ilícitos que dieron como resultado una gran cantidad de violaciones a los Derechos Humanos. En esta época se registraron las cifras más altas de secuestros, atentados terroristas, víctimas de minas anti-persona, reclutamiento de menores para la guerra, desplazamientos forzados y sobre todo, masacres en poblaciones inocentes.
Este blog se centrará principalmente en abordar las cifras y los hechos de las masacres que ocasionaron la muerte de al menos 11.751 personas hasta el 2012 (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2020) para realizar un análisis según la teoría de Ignacio Martín-Baró, tanto de sus conceptos como el rol del científico social en el contexto colombiano.

¿QUÉ ES UNA MASACRE?
Según el Grupo de Memoria Histórica (2013), una masacre es un homicidio intencional de cuatro o más personas que se encuentran indefensas y en iguales circunstancias de modo, tiempo y lugar. Una característica de las masacres es que se realizan en presencia de otros como si fuera un espectáculo de horror, en donde se presenta un encuentro violento entre el victimario (el cual se muestra con poder absoluto) y la víctima (la cual se encuentra en estado completo de impotencia e indefensión). 
A continuación, se puede observar de manera detallada la información sobre las masacres en Colombia hasta el año 2012.
Imagen tomada de Centro Nacional de Memoria Histórica (2012).

CONCEPTUALIZACIÓN DE LA MASACRE DESDE EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
El derecho internacional Humanitario (DIH) hace parte del derecho internacional público que se encarga de disminuir y limitar las consecuencias de los conflictos armados para proteger a la población que no hace parte de los enfrentamientos o que no desean participar en el mismo. Esto se realiza por medio de normas y lineamientos que se establecieron durante los convenios de Ginebra y La Haya. 
Teniendo en cuenta lo anterior, el derecho internacional humanitario no expone los acontecimientos de masacres realizadas en los conflictos armados. Sin embargo, sí actúa en dos tipos de ámbitos: Proteger a las personas que no participan o ya no participan en el conflicto y restringir los medios de guerra, específicamente con armas y otras tácticas militares (Ejército Nacional de Colombia, 2014).
Además, dentro de esta restricción en procedimientos militares se encuentra la prohibición de métodos que no distingan entre las personas que hacen parte o no en el conflicto, los métodos de causen daños superfluos o sufrimientos innecesarios y finalmente, los que afectan gravemente y duraderos al medio ambiente. Entre estas se encuentran la prohibición de armas que causen ceguera, armas biológicas y minas anti-persona. 
A manera de crítica, se puede evidenciar que durante el conflicto armado colombiano no se ha cumplido lo mandado en este derecho internacional, aumentando la desigualdad social y las masacres que quedaron en la impunidad, sin reparación de víctimas y en su mayoría, en el olvido. Lo anterior puede ser resultado de un abandono por parte del estado y de otros países a los cuales se les ha solicitado intervención para terminar con el conflicto. Para mostrar todas estas violaciones al DIH, basta con mirar nuevamente las estadísticas y cifras de las víctimas del conflicto armado en todas sus modalidades, los cuales no perdonaron ni edad, ni género, ni estrato socio-económico; en otras palabras, donde se perdió por completo la humanidad que proponen los derechos humanos al ser ciudadanos del mundo.

LAS MASACRES MÁS RECORDADAS EN COLOMBIA QUE VIOLARON EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
Cabe resaltar que las siguientes infracciones al DIH no fueron realizadas únicamente por las guerrillas y otros cuerpos armados ilegales, sino que también participó significativamente la fuerzas militares colombianas (F.F.M.M) y los movimientos de extrema derecha como autodefensas. A continuación se profundizará en estas masacres clave en el marco del conflicto armado colombiano.

1. Masacre de Bojayá
El 2 de mayo del año 2002, ocurrió una de las masacres más dolorosas para el país. En Bojayá, un municipio del departamento del Chocó, las guerrillas de las FARC lanzaron un cilindro bomba que cayó en la iglesia de este pueblo, en donde se encontraban refugiados los pobladores del enfrentamiento entre las FARC y las autodefensas de la zona. En este hecho murieron 79 inocentes, en su mayoría niños y niñas. También, en la iglesia permanecían, mujeres en embarazo, adultos mayores y hombres que se resguardaban de la guerra (Centro de Memoria Histórica, 2013). 
En la actualidad, cada año se conmemora a las personas que perdieron la vida en este trágico hecho por medio de una procesión con imágenes religiosas. La imagen más representativa de esta masacre es la de un cristo que se encontraba en la iglesia el día del atentado. La comunidad lo nombró como “El Cristo Mutilado”. 
Los anteriores acontecimientos han sido denunciados por muchas organizaciones internacionales como un crimen de guerra al haber infringido a todos los principios de los Derechos humanos y del DIH. Esto se sustenta en que se realizó un ataque indiscriminado a población vulnerable, incluyendo menores de edad con estrategias de guerra ilícitas en muchos países (Robayo, 2017).
2. Masacre de Trujillo: 
En Trujillo, un municipio ubicado al norte del Valle ha sido el escenario en donde la violencia y la guerra han sido los actores principales. En 1990, se registraron la desaparición de al menos 40 personas, que tiempo después fueron encontrados en el río Cauca con signos de Tortura. Durante muchos años, en Trujillo se registraron numerosas torturas desde el martilleo de los dedos hasta mutilaciones con motosierras. Además de esto, el Padre Tiberio Fernández, reconocido por ser un líder social que denunció en repetidas ocasiones los actos atroces que estaban sucediendo, también se convirtió en una de las víctimas de este conflicto. 
En la actualidad, aún se encuentran algunos hechos sin esclarecer en esta zona, por lo que se ha construido un parque de memoria histórica llamado “El Parque Monumento”. Con respecto a la violación del DIH y a los derechos humanos, se ha evidenciado que todos estos crímenes han sido de lesa humanidad y de guerra, además de la preocupante participación de las fuerzas militares de Colombia con autodefensas y narcotraficantes (Robayo, 2017). Lo que evidencia profundamente estas infracciones es la implementación masiva de desmembramientos, tortura y mutilación. Además, se cree que la gran impunidad que ha experimentado está población se debe a la participación de las F.F.M.M. que probablemente cometen actos de corrupción con la justicia colombiana. 
3. Masacre de El Salado 
En febrero del 2000, en diferentes corregimientos del departamento de Sucre y Bolívar, donde se encuentra El Salado, ingresaron cerca de 450 paramilitares donde realizaron todo tipo de violaciones a los derechos humanos con sus habitantes. Cabe resaltar dentro de estos delitos cometidos los homicidios, las torturas, la violencia sexual, y otros tratos inhumanos en contra de esta población inocente. Además, los victimarios fueron los causantes del desplazamiento forzado de toda la población de el Salado, alrededor de 4.000 personas que fueron a parar a las principales ciudades del país y de la costa caribe (Robayo, 2017).
Dentro de estas series de masacres se presentaron graves violaciones al DIH, tal como se ha mencionado anteriormente por la muerte de muchas personas inocentes y que no estaban dentro del conflicto. Estas violaciones fueron declaradas en 2009 como crímenes de lesa humanidad (Robayo, 2017), donde han estado implicados personajes como Salvatore Mancuso, entre otros. Además, muchos de estos casos aún siguen en la impunidad y sin reparación de víctimas. 
4. Masacre de Mapiripán: 
En Meta, los habitantes del municipio Mapiripán fueron testigos de una masacre en 1997, en donde 49 personas civiles fueron torturadas, desmembradas, degolladas y desviceradas por grupos paramilitares. Similar a lo que pasó en Trujillo, los hechos de esta tragedia no han podido ser esclarecidos por completo y se cree que hay una complicidad por parte del estado ya que no se propició ningún tipo de protección a estas personas. Siguiendo con lo ocurrido en las otras masacres, aún es incierto todos los hechos ocurridos así como el número de inocentes asesinados. Sin embargo, este gran número de sucesos y de saldos cometidos recoge una escalada violenta que es común en todas las violaciones de los Derechos humanos y del DIH.

Niños y jóvenes, víctimas silenciosas de la otra violencia en ...
Para concluir, se puede decir que las cuatro masacres descritas anteriormente permiten evidenciar de manera clara la violación de numerosos derechos fundamentales de las poblaciones más vulnerables de Colombia. Además, a pesar de que se conocen cifras y hay registro de los hechos violentos que acontecieron, estos crímenes siguen impune y sin ningún tipo de reparación a las víctimas (Robayo, 2017). 

RELACIÓN ENTRE MASACRE Y LOS CONCEPTOS DE MARTÍN BARÓ
Violencia
Para Martín Baró es fundamental analizar la violencia no solo con los hechos objetivos, sino también examinar el propósito de la violencia, el fondo ideológico que subyace a un acto de violencia (Blanco y De la Corte, 2003). En relación al contexto colombiano, puntualmente las masacres evidencian la escala de crueldad que llegó a nivel impensables, generando una competencia entre grupos armado por el prestigio de ser el más temido por los habitantes, por lo tanto, los métodos para sembrar pánico y terror fueron escalando cada vez más hasta llegar a masacres, casas de pique, torturas, entre otras. Como resultado de esta violencia las víctimas estaban aterrorizadas, con miedo y paranoia generalizada por la realidad que vivieron. 
En este orden de ideas, además de examinar los hechos realizados con los actos y pensamientos violentos, es necesario comprender y analizar el principio ideológico que le da sentido a sus actos e identidad a los grupos ilícitos que cometieron los mismos. se podría pensar que por un lado, estos actos fueron realizados bajo pensamientos marxistas como lo sustentan las guerrillas y con el ideal de buscar la igualdad de condiciones en un modelo económico y social. Sin embargo, no es esta ideología la que sustenta estos actos de violencia, sino el intentar imponer esta bajo la rabia y el dolor que ha dejado muchos años de desigualdad social. Además, el gran error de estas guerrillas fue dejar estos ideales sanos, por levantarse en armas y comenzar con el narcotráfico que aumentó las intenciones del gobierno para erradicarlos. 
Asimismo, por el lado del gobierno y de la fuerza pública están los ideales y el sentido de proteger y legitimar un modelo capitalista y un orden social específico, el dominante. Algunas veces por intentar mantener el poder y el control de esto, se deshumaniza a las personas y dejan a un lado los derechos humanos, y en este caso, el DIH. A su vez, su lado más radical, que da sustento a las autodefensas para erradicar por completo a la otra parte, solamente permite tener acciones igual de radicales y violentas contra el otro, bajo un sentido de legitimidad y de protección de un estado aunque estén realizando actos ilegales. 
Por lo tanto, como científicos sociales es importante comprender la ideología que le da sentido a las acciones realizadas en estas masacres, las cuales se podría hipotetizar que se realizan bajo el sentimiento del miedo, tal como pasó con la Alemania nazi u otros grandes genocidios en la historia de la humanidad. 
Trauma Social
Otro concepto fundamental es el trauma psicosocial entendido como “el resultado en el psiquismo humano de la vivencia de relaciones sociales aberrantes como las que se producen durante la guerra” (Baró, 1988/1992), es decir, que cuando una persona vive directamente situaciones de violencia genera una imposibilidad de ver un futuro sin salida. Esto sucede en las víctimas de las masacres, donde cambia la forma de pensar y la perspectiva de ver la vida pues tiene efectos como “la incapacidad de leer lúcidamente la realidad, la polarización social, la desconfianza interpersonal” (Marín-Baró, 1986), por lo tanto, una persona que vivió la violencia no vuelve a ser la misma,  debido a que puede presentar síntomas como: trastornos del sueño, del apetito, en el vientre, cólicos, dolores de cabeza y, con frecuencia, ideas e intentos de suicidio. Por ende, es importante realizar un proceso de dignificar y reparar a la víctima. Muchos de estos procesos son por medio de símbolos como lo expone Wilches (2010) ya que los símbolos son una forma importante de reparación de las víctimas, es una forma de protestar y decirle al mundo que no vuelva a suceder acontecimientos atroces ¿Cómo saber que una víctima está reparada? la reparación es reconciliación, primero, consigo misma, luego con su entorno y luego con la sociedad. Los símbolos que son utilizados significando reparación como fue el caso de la masacre de Bojayá donde el cristo mutilado es un recuerdo y signo de esperanza para el pueblo. 
Mentira institucionalizada
Respecto a la mentira institucionalizada, hace referencia a la distorsión de la realidad por parte de las instancias oficiales (Blanco y De la Corte, 2003). Es muy común escuchar relatos de víctimas reclamando el esclarecimiento de la verdad de los hechos, dado que el conflicto armado en Colombia es un fenómeno social que ha sido invisibilizado muchas veces por el estado y medios de comunicación, generando un dificultades para dar una respuesta a este reclamo. Lo ideal es que el estado realice un análisis desde la raíz de la problemática de la sociedad, para proponer acciones que impacten en cambios en pro de la sociedad. Sin embargo, este no es el caso de colombiano pues hay una marcada tendencia a restarle importancia a las experiencias vividas tanto de víctima como el victimarios del conflicto armado. Esto permite cuestionar la labor  que ha realizado el estado colombiano por la reparación y esclarecimiento de la verdad a las víctimas, pues son las mismas víctimas las que han actuado fuertemente para luchar por la auto-resignificación.
Teniendo en cuenta el rol del científico social propuesto por Martín-Baró, se debe promover a la creación de medios de comunicación imparciales que permitan tener una visión de la realidad tal como es, sin sesgar ni mentirle a la sociedad, esto como parte de una correcta reparación de víctimas y de esclarecimiento de la verdad. 
Polarización
Por su parte, cuando se hace habla de polarización social, se hace referencia a una “percepción estereotipada” de un grupo de personas que se consideran como rivales, y a su vez, está percepción sesgada hace que se fortalezca la idea de tener la razón o de un ser legítimo, lo cual dificulta considerablemente la terminación de un conflicto armado (Martín-Baró, 1983). Además, cuando existe una mirada polarizada de la realidad, se le presiona al grupo de personas que se consideran “sin posición” o neutrales, a tomar una postura rígida que defienda el ideal del grupo. 
Evidentemente, todo lo anterior se ve reflejado en la realidad colombiana en este momento y en todos los 50 años de historia de la violencia en Colombia. Tal como se mencionó anteriormente en el análisis ideológico de las partes (guerrilla y gobierno), las posturas de ambos y para sus grupos, son el correcto y por el que se debe dar la vida. Cabe resaltar el lema del ejército nacional “Dios y Patria”, en donde literalmente se da la vida por defender al país. Asimismo, considerando todos los hechos que hicieron tomar en armas a las guerrillas, ellos darían su vida por ver un estado igualitario (y no necesariamente equitativo) en donde se solucione completamente el asunto de las tierras, de las víctimas, del desempleo, entre otros. 
Por lo tanto, está polarización es muy pertinente para el análisis de las masacres, pues sí se sigue tomando que todo lo que sustenta las acciones de estos grupos armados es el miedo, todo los sucesos realizados serían legítimos y con el mayor sentido para la causa. Para un correcto análisis del rol del científico social en estos casos, cabe resaltar que los psicólogos sociales, antropólogos, sociólogos, etc deberían promover a la formación de la empatía en ambas partes que les permita a la sociedad ceder sus rígidos ideales y llegar acuerdo donde dejemos de matarnos.

REFERENCIAS 
Blanco, A. y De la Corte, L. (2003). Psicología Social de la violencia: introducción a la perspectiva de Ignacio Martín-Baró. En I. Martín-Baró. Poder Ideología y violencia.(pp. 9- 62) Madrid: Trotta
Centro de Memoria Histórica (2013). Una guerra prolongada y degradada: Dimensiones y modalidades de violencia. Recuperado de : http://centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/capitulos/basta-ya-cap1_30-109.pdf
Centro Nacional de Memoria Histórica. (2013). No hubo tiempo para la tristeza.Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=das2Pipwp2w
Cosoy, N. (2016). ¿Por qué empezó y qué pasó en la guerra de más de 50 años que desangró a Colombia?. BBC Mundo. Recuperado: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37181413.
Echandía, C. (2001). La violencia en el conflicto armado colombiano durante los años noventa. OPERA. 1, 1 (nov. 2001), 229-246.
Ejército Nacional de Colombia (2014). ¿Qué es el Derecho Internacional Humanitario? Departamento Jurídico. Recuperado de: https://www.ejercito.mil.co/departamento_juridico_integral/dd_hh_dih/que_es_derecho_internacional_398017_398017 
Martín Baró, I. (1986). Hacia Una Psicología de la Liberación. Disponible en: http://www.uca.edu.sv/deptos/psicolog/hacia.htm
Martín-Baró, I. (1988/1992). La violencia política y la guerra como causas del trauma psicosocial en El Salvador (Cap. 3). En I. Martín-Baró. Psicología Social de la Guerra (pp. 65-84). San Salvador: UCA Editores. 
Martín-Baró, I. (1983). Polarización social en el salvador. Recuperado de: http://www.uca.edu.sv/coleccion-digital-IMB/articulo/polarizacion-social-en-el-salvador/
Robayo, J. (2017). El conflicto armado colombiano a través del derecho internacional: lectura de infracciones al derecho internacional humanitario. Trabajo de Grado. Universidad Católica de Colombia. Facultad de Derecho. Bogotá, Colombia.
Wilches, I. (2010). Lo que hemos aprendido sobre la atención a mujeres víctimas de violencia sexual en el conflicto armado colombiano. Revista de Estudios Sociales/Journal of Social Studies. Recuperado: http://search.proquest.com/docview/821056575?pq-origsite=gscholar

Comentarios

Entradas populares de este blog

Masacre de Trujillo